¿El macho nace o se hace?

¿El macho nace o se hace?

El rol de la genética y del aprendizaje familiar en el desarrollo del “Macho”

Es la educación, en especial el ejemplo familiar y sus mensajes directos e indirectos, la que va conformando la estructura mental y social en la que vive, crece y se desarrolla el Machismo.

¿A quién le conviene el machismo?

En resumen… a nadie.

Pareciera que los hombres salen ganando con el machismo, dado que en su mayoría son los que ocupan las posiciones de poder político y económico, además de que obtienen mejores salarios por trabajos similares y pueden caminar frente a una construcción sin sentirse acosados por miradas lascivas y chiflidos sugerentes.

Sin embargo, el machismo erige murallas que, así como le dan al hombre ciertas ventajas, también lo limitan severamente en cuanto a sus opciones situacionales y de vida. A manera de ejemplos:

  • Las mujeres pueden elegir vestirse de vestido, falda, jeans o shorts. ¿Pueden los hombres vestirse de falda? (¡sin contar las kilts escocesas!).
  • Las mujeres pueden elegir si quieren trabajar o ser amas de casa. ¿Pueden los hombres elegir ser amos de casa sin ser tachados por la sociedad como “mantenidos”?
  • Las mujeres pueden elegir entre prácticamente todas las profesiones y ocupaciones posibles, ¿Pueden los hombres elegir ser diseñador de modas sin temor a la crítica?… Tampoco es fácil la elección de ser “enfermero” o “decorador de interiores” sin que ello derive en crítica, burla y alejamiento social.

En fin… mil ejemplos más que parecen confirmar el que el machismo afecta a ambos géneros aunque de diferentes maneras. Dos áreas en las que esto se manifiesta con toda claridad son: en las emociones y en la sexualidad.

El macho sexual y el hombre sentimental

La razón del subtítulo radica en que el verdadero Macho, con todas sus cinco letras, sólo se visualiza como tal si puede demostrar su hombría al ser sexual, o más bien… al ser hiper-sexual.

En el imaginario social de nuestra cultura, el hombre debe ser una especie de máquina sexual si quiere ser considerado como tal. Siempre listo para tener una relación sexual en cualquier situación, momento y lugar. Supongamos que la pareja de un hombre le sugiere tener relaciones y éste se rehúsa; inmediatamente brotarán los sospechosismos y teorías tratando de explicar este incomprensible fenómeno: “¿por qué no quiere? Seguramente ya tiene a otra… Seguro ya no le gusto… Quizá se siente mal… ¿o será Gay?”. Todo esto por la dificultad de percibir que el hombre podría sencillamente no querer tener relaciones sexuales… pero curiosamente, éste hecho inmediatamente pone en duda social su hombría y masculinidad.

El hombre sentimental es aún poco frecuente en nuestra sociedad. Aquellos que se permiten contactar con toda la gama posible de emociones (además de las de ira y las de sexo) y expresarlas de forma adecuada son aún los menos… aquellos que tienen la seguridad y autoestima suficiente para no permitir que la presión social, directa o indirecta, los lleve a encerrar sus emociones bajo kilos de represión y defensas son todavía difíciles de encontrar.

De nuevo, parte de la razón es que, quizá un hombre que sabe llorar sea admirado por su sensibilidad, pero difícilmente será descrito como un “hombre de verdad” y buscado por su capacidad protectora… así como “sospechado” en cuanto a su orientación sexual.

¿Es importante ser “macho”?

Supongo que depende a quién le preguntemos y cómo se lo preguntemos.

¿Quieres a un “macho” de pareja? NO.

¿Quieres a alguien que te proteja? SÍ.

¿Qué sea un buen proveedor? SÍ.

¿Que sea un buen amante? SÍ.

¿Que te defienda? SÍ.

¿Que sea decidido? ¿Autosuficiente? ¿Fuerte? ¿Ambicioso? SÍ, SÍ, SÍ, SÍ.

¿Entonces quieres un macho? NO.

Tal vez el dilema empieza por definir al Macho… ya que aunque la mayoría de las características anteriores suelen asociarse al término, en su significado peyorativo el Macho se define como aquel que denigra de forma constante a las mujeres, buscando demostrar y conservar permanentemente su segura posición en el “Sexo Fuerte”, poniendo la mayor distancia entre él y todo aquello que es “femenino” y por tanto agrediendo de forma pasivo-agresiva a las mujeres, y activo-agresiva a los hombres que muestran conductas afeminadas.

¿El Macho nace o se hace?

Lo cual nos lleva a la raíz del asunto, y a la pregunta que inspira este pequeño artículo… ¿Cómo se hace a un macho?

El papel que juega la genética en el asunto es que determina que la mayoría de los hombres son más altos, fuertes, voluminosos, velludos y ágiles que sus contrapartes femeninas. Cientos de miles de años de repartición diferencial de tareas (hombres = cazadores; mujeres = recolectoras) determinaron la evolución de habilidades diferentes entre ambos géneros. Como resultado de esto, los hombres de la actualidad suelen tener mayores habilidades de cálculo espacial y las mujeres les aventajan en miles de años de evolución en cuestión de la capacidad de comunicación verbal y no verbal.

En resumen, la genética diferencia claramente a los hombres de las mujeres, pero esto nada tiene que ver con El Macho… ese es producto reciente.

En definitiva, al Macho se le instruye a serlo. Es la educación, en especial el ejemplo familiar y sus mensajes directos e indirectos, la que va conformando la estructura mental y social en la que vive, crece y se desarrolla el Machismo.

Para muestra, tomemos las siguientes frases, comunes en varias familias:

-“Los niños ya se pueden ir a jugar después de comer… tú mi hijita, te quedas a lavar los platos conmigo”.

-“Shh no hablen fuerte que despiertan a su papá… y ya saben de qué humor se pone”.

-“¿Ya vas a llorar otra vez? Pareces niña”

-“Deja esas muñecas…  vamos a que te compre juguetes de hombre”.

-“Cuiden a sus gallinas, que mi gallo anda suelto”.

Si estos son los mensajes que manejan algunos padres en nuestro país, comúnmente las figuras más cercanas a los niños en crecimiento, ¿cómo esperamos que los niños no se apropien de estas mismas ideas?

¿Por qué nos sorprende que los hombres crezcan pensando en rechazar todo aquello que les haga sentir “femeninos” y lo tachen como una debilidad?

La figura de la madre, se mantiene intacta en el esquizofrénico pensamiento machista, en el cual las mujeres son objetos desechables inferiores… todas menos la madre… la cual es el tesoro más santo e intocable.

Para terminar… recomendaciones.

En el ánimo de que los padres evitan la educación del machismo con estos mensajes socialmente poco sanos y personalmente muy destructivos, comparto ahora algunas sugerencias sencillas y concretas:

  • LA REGLA DE ORO: La sensibilidad y la orientación sexual NO son lo mismo. Un niño no “se hace” homosexual por llorar, ni por jugar con muñecas, ni por tener puras hermanas, ni por ser vestido de rosa, ni por no ver o practicar el fútbol. La orientación sexual no se elige, se es; y no es un pecado ni una “falla de los padres”; sino una expresión natural de la diversidad sexual humana.
  • Déjalo llorar… y facilítale que lo haga. Trata la tristeza como cualquier otra emoción humana. Nada enriquece más a una persona que estar en contacto con toda la gama posible de emociones, ya que sólo así sabrá manejarlas adecuadamente.
  • Trata igual a tus hijos de ambos géneros: Si una lava los platos, el otro también. Si uno tiene ciertos permisos, el otro también. De otra forma, el mensaje es que el género determina tener diferentes derechos humanos fundamentales… y ahí empiezan los problemas.
  • Y EL MÁS IMPORTANTE: EL EJEMPLO. La madre tiene una altísima influencia sobre la crianza cognitiva y emocional de los niños, pero el padre también. Trátense como iguales. Respétense. Apóyense. Ayúdense. Si como hombre denigro y controlo todo el tiempo a mi pareja, y como mujer lo permito, le enseño a mis hijos a que controlar está bien y a mis hijas que está bien ser controladas.

No echemos culpas… asumamos responsabilidades.

En nuestras manos está el educar generaciones más justas y equitativas que las que encontramos nosotros.

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