Mindfulness en el periférico

Mindfulness en el periférico

¿Es posible mantener la calma y atención plena incluso atorada en el tráfico? Te comparto lo que aprendí al respecto.

Por muchos años me enojaba una y otra vez cuando escuchaba a la gente hablar acerca de la meditación y el tan afamado concepto de mindfulness o atención plena.  Me parecía casi un insulto el promover una práctica que lograban aplicar los ermitaños de la India rodeados de la naturaleza, en un silencio absoluto inhalando el aire fresco e inmersos en una soledad que, aunque para muchos sería suficiente para volverse locos, les brindaba la oportunidad de utilizar su tiempo a su antojo y definir sus actividades de acuerdo con sus propias necesidades y las de nadie más.

¿Qué pasa con nosotros los mortales que vivimos en la ciudad de México? ¿Qué pasa con aquellos de nosotros que vivimos con una pareja, que estamos al tanto de nuestros hijos, que tenemos que ganarnos el dinero para satisfacer las necesidades de la vida “real” y que para el colmo tenemos que viajar por el periférico para llegar a nuestro trabajo todos los días?

Te pongo este ejemplo porque uno de los eventos más estresantes de mi vida se daba estando en el coche, cuando perdía el control de mis actividades debido al tráfico. Cada vez que me enfrentaba a un embotellamiento o a una mala coordinación de semáforos, mi corazón latía más fuerte y mis hombros se tensaban. Me daba cuenta de la impotencia que sentía al notar que iba a llegar atrasada a mis citas y que posiblemente provocaría enojo en aquellos que me esperaban puntualmente.  Además, tendría que pagar el precio por la cadena de atrasos que ese primer percance provocaría en el resto de mi día.

De pronto, ya no solo estaba en mi coche atorada en el tráfico, sino estaba en mi mente disculpándome con toda la gente, buscando culpables en el tráfico, maldiciendo a mi ciudad y enfocándome en aspectos que lejos de cambiar mi situación real hacían que cada instante se volviera más intolerable y haciendo que mi nivel de estrés escalara con cada sonido y cada respiración.

Un día, como por arte de magia me llegó un pensamiento que parecía provenir de alguno de los múltiples libros que había leído sobre la meditación y el poder personal… ¿De qué te sirve tu reacción en este momento? ¿A quién beneficia?  Y entonces, me di cuenta de que a través de mis juicios buscaba controlar todo lo que estaba fuera de mi control y olvidaba lo que en realidad estaba en mis manos.  Recordé que uno de los elementos que más genera ansiedad es el sentirse víctima del caos y perder el control sobre uno mismo. Así que decidí crear un plan de emergencia para mi próximo viaje…

Pensé en los elementos que si puedo controlar:

  1. El manejo adecuado del tiempo. Decidí organizarme mejor cada mañana para poder salir con 15 minutos de ventaja cada día.  Esto me da la oportunidad de prepararme el café que me gusta disfrutar en el camino y salir de mi casa sintiéndome en calma y lista para saborear algo calientito en el trayecto.
  2. Decidí buscar un audiolibro de uno de mis autores preferidos, narrado con su propia voz. Una voz que me inspira y un libro que me ayuda a utilizar la gran cantidad de horas que paso en el tráfico.  Un libro cuyos mensajes me ayudan a enfocarme en lo bueno de la vida y que por otro lado me ayudan a meterme a una “especie de realidad alternativa” que me saca del periférico y me transporta a lugares muy bonitos.
  3. Me acordé de utilizar mi respiración. Reconocí que mi reacción emocional no tenía el poder de hacer que los coches avanzaran, pero que yo si tenía el control de cambiar mi reacción emocional ajustando mi respiración y mis pensamientos.
  4. Cambié mi pensamiento. Hice las paces con la idea de que el tráfico es una realidad fuera de mi control y que la compartimos todos los que vivimos en esta ciudad.

Estos cuatro simples elementos cambiaron por completo mi realidad.  Esto es lo que aprendí:

  1. Anticipar y saborear el cafecito de cada mañana.  La anticipación es algo que afecta positiva o negativamente la mente humana ya sea generando estrés o una sensación plena ante un evento agradable que se aproxima.  Mi taza de café era un evento agradable en el que me enfoqué para hacerle frente a un trayecto que debía de hacer independientemente de que me gustara o no. Ahora ya tenía algo bueno que esperar.
  2. Los audiolibros que he escuchado me han aportado conocimientos, diversión y herramientas de superación personal que difícilmente hubiera adquirido de otra forma, ya que no cuento con el tiempo que me gustaría para leer tanto como quisiera.  Recuerdo un día cuando manejaba en una tormenta, y el tráfico estaba totalmente desquiciado.  Estaba tan enfocada en mi audiolibro que decidí estacionarme por dos horas y escucharlo plenamente en lugar de arriesgarme a tener un accidente.  Al terminar esas dos horas, cuando acabó la grabación, me encontré agradeciendo a la vida por haber tenido ese momento para detenerme y aprender a gozar de un contenido maravilloso.
  3. En relación con mi respiración, aproveché cada semáforo en rojo y cada embotellamiento para respirar profundamente.  Mi cambio de ánimo generó un cambio de realidad.
  4. En cuanto al pensamiento, entendí que lo único que puedo hacer es mi mejor esfuerzo por llegar a tiempo, pero que, de no ser así, probablemente las personas que me esperan conocen del tráfico en la ciudad y que no soy la única persona en el mundo que llega tarde por motivos externos a mi control.  Logré reducir mis pensamientos catastróficos y anclarlos a una realidad compartida.

Hoy en día, es difícil encontrar espacios de soledad y silencio. Espacios donde estemos atentos a una sola cosa a la vez.  El coche nos ofrece esta oportunidad si decidimos ver esta trivial tarea como una oportunidad de detenernos, de escucharnos, de mirarnos y de aprender.

A través de mi propia experiencia me di cuenta de que el arte de aplicar la conciencia plena en el periférico estaba en mis manos y que yo podía convertirme en un ermitaño si transformaba mi coche en una cueva y si llenaba este espacio de los elementos que aprecio.  Un coche, silencio, mi café, mi audiolibro, mis pensamientos y mi propia respiración.

Esto es todo lo que necesito para transformar una realidad insoportable en una gran oportunidad.

¿Te has enfrentado a una situación similar?, ¿Qué haces para mantener la calma ante una situación que sale de tu control? Compártenos tu experiencia.

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