Saborearte la vida te hace más feliz

Saborearte la vida te hace más feliz

//Por Nicole Fuentes//

La felicidad, sin duda, tiene que ver con las experiencias positivas de nuestra vida. Pero tiene todavía más que ver con nuestra capacidad para notarlas, disfrutarlas, prolongarlas y recordarlas.

A todos nos suceden cosas agradables, hay detalles lindos por todos lados y un sin fin de eventos o situaciones que podrían maravillarnos, robarnos el aliento por su belleza y grandeza. Pero no siempre estamos conscientes, no nos damos cuenta.

Vamos en piloto automático, rehenes de la prisa, glorificando el estar ocupados y, entonces, la vida con sus cosas lindas, nos pasa de largo.

Saborearnos la vida –en inglés la palabra es “savoring”– es una estrategia que nos ayuda a evitar que todo eso que le da sazón a la vida, nos pase desapercibido.

Está relacionado con hacer pausas y con la atención plena. Es la capacidad de atender, apreciar y estar conscientes de las experiencias positivas que tenemos.

“Saboreamos” cuando estamos con amigos y apreciamos cuánto los queremos y nos divertimos juntos; saboreamos cuando pasamos tiempo con nuestros hijos y escuchamos su risa o notamos el olor de su pelo recién lavado antes de irse a la cama; saboreamos cuando bailamos con nuestra persona favorita y le vemos la sonrisa. Es como si de pronto el mundo se pusiera en pausa y pudiéramos darnos cuenta de la situación bonita en la que estamos.

Saborear es diferente que lidiar, manejar o hacer frente a las experiencias negativas.

Podemos poner en práctica la técnica de saborear de muchas maneras…

Una es por medio de las sensaciones. El sol calentando nuestra espalda a través de una ventana en una mañana fría, el sabor de una crepa de Nutella recién hecha, flotar de muertito en el mar y sentir el movimiento del agua al tiempo que escuchamos la arena desplazándose en el fondo.

Podemos maravillarnos con la naturaleza o la habilidad de una persona. Un arcoíris doble, un amanecer incendiado, la fuerza de olas gigantes en un mar revuelto, un lago de agua cristalina que refleja las nubes del cielo, la destreza de un pianista, la voz de una soprano, una catedral construida hace un siglo sin tecnología.

Saboreamos también recordando logros pasados, batallas superadas o eventos especiales. El primer beso, los primeros pasos de tus hijos, lazarte de una roca a un río 10 metros más abajo, recordar el viaje a la playa que hiciste con todas tus amigas o el momento exacto en que conociste al amor de tu vida.

Podemos también saborearnos la vida anticipando algún evento o experiencia futura. Como cuando planeamos unas vacaciones, una ida a un concierto, una primera cita. Cuando organizamos una fiesta o imaginamos sueños cumplidos.

Involucrar todos nuestros sentidos es importante. Esto podemos hacerlo practicando la atención plena –“mindfulness”-. Traer todo tu ser al presente. Entonces, si estás sentado frente al mar darte cuenta de los sonidos, la sensación de la brisa en tu piel, el olor particular del agua salada, ver con atención como se forman las olas y rompen contra la orilla haciendo espuma, escuchar el sonido de la arena y las piedras cuando el agua se repliega.

La vida está llena de momentos especiales, detalles bellos y experiencias positivas para quien decide quitar el piloto automático, hacer una pausa, levantar la vista, mirar alrededor, habitar el momento presente y observar con atención.

La felicidad también está en darte cuenta de que quizá en este momento te sientes bien.

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